|
Durante la segunda mitad del siglo XX pueden encontrarse numerosos ejemplos de colaboraciones exitosas entre arquitectos e ingenieros estructuralistas. En mucho menor número aparecen obras importantes en las que dicha colaboración no existió, no fue oportuna o fracasó por diferentes motivos. En este artículo se describen algunas obras internacionales muy conocidas cuya historia muestra lo ocurrido cuando por problemas de organización, por ir “más allá de lo conocido” forzados por razones estéticas o bien por falta de capacidad se arribó a estructuras que, por su concepción, presentaron serios problemas en las etapas de ingeniería de detalle, de construcción o de utilización. Todas las obras descriptas en este artículo han sufrido grandes retrasos en su puesta en servicio, fuertes incrementos del costo estimado inicialmente, falencias en su resistencia o en su rigidez o una combinación de algunos de los inconvenientes antes citados. Algunas de ellas debieron ser reparadas o reforzadas y hasta parcialmente reconstruidas, aunque esto no sea demasiado conocido. Para acotar la extensión del artículo se ha elegido un período de 50 años que comienza con el Kresge Auditorium del MIT (EEUU, 1955) y finaliza con el edificio Turning Torso (Malmo, Suecia, 2005). |